Aunque sean de arena.
Por hoy, justo este momento en que mi cuerpo se dispone a atravezar los desiertos,
refúgiame de todo, hasta de mí.
Y por la mañana que te lleve el viento y lo desaparezca todo,
contigo, conmigo.
Refúgiame en este instante, en que nada importa,
cuando estamos solos todavía.
Conviértete en isla o en una montaña,
algo que no ahogue pero me contenga.