sábado, 12 de noviembre de 2011

Frankenstein

- Cuando digo que no, no es porque esté dudando. Y le aventé reverendo portazo en la cara.

Hay días en que no estoy de humor para tolerar -sí, tolerar- ciertas pendejadas. No es que guarde rencorosamente los daños, no me olvido de los perjuicios.

Me gusta saber la tierra que estoy pisando, me gusta saber a qué atenerme con ciertos bichos, pero lo que más me gusta es ser la protagonista del show o en su defecto robármelo si se da el caso. ¿Eso me hace perra? Pues con la pena, sería más hija de la chingada si te juego el dedo en la boca para ver qué vomitas y luego puedo sacarle provecho a tu desecho.

Hace mucho que dejé de hacer olas cuando la cosa está que arde, prefiero armar escándalos por las que no para que nadie se entere por donde voy a dejar correr el agua.

Así soy, de uno aprendí a mentir, del otro a medir, de aquel a protagonizar, de alguno más a manipular... Todos han dejado algo aquí, como olvidar retazos que han hecho de mí un Frankenstein.

Hace tiempo también que dejé de disculparme por pedir las cosas como las quiero, llamarlas por su nombre y botarlas si lo deseo...

jueves, 3 de noviembre de 2011

Enterrarse

Allá se quedaría mi alma, pero el culo me lo traje puesto.

*

Hay bruma, y no nos deja vernos más lejos de un par de pasos. Pero sabemos que estamos ahí, una al lado de la otra, nos sentimos, nos olemos, nos reconocemos como el olor de las guayabas, como la bruma que esta noche nos ha caído encima.

Yo voy llena de culpas, enajenada; ella no, ella va tranquila con los ojos vacíos como estas calles sucias y silentes que vamos recorriendo juntas, siempre juntas. Somos iguales, pero no somos la misma, algún día sin querer podríamos llegar a confundirnos pero nunca seremos la misma.

Su voz me suena hueca, llena de hastío diciendo que ahora toca enterrarme, guardarme hasta que la marea esté baja y podamos dar el siguiente golpe. Desaparecer hasta que nos llegue la hora. Ella habla por mí y yo le creo. Ella va delante de mí y yo la dejo. Ella lleva el timón y yo le peso como un lastre pero siempre juntas.

Enterrarse es suspender el tiempo por dentro y abrazar la oscuridad; afuera no, afuera no hay nada, te olvidan en un instante. La ansiedad de ver pasar los días uno detrás de otro para que se abra esa puerta y verme salir de este agujero de cuatro paredes blanquecinas y frías como esta bruma.

**

No puede haber más filtraciones, me dijo, ahora eres famosa en letra de molde. Te cagaron, eso es muy obvio, te estaban esperando, y si no fuera por mí, te matan. Ahora tú y yo tendremos que ser la misma; ahora eres terrorista y toca que joderte el lado b, no hay más. Somos un par de leprosas asesinas, nuestras manos siempre olerán igual: a pólvora, a vino, a sexo. Y no vamos a dejar de huir hasta lograr nuestro objetivo.

- ¿El objetivo? ¿Cuál objetivo? ¿En este punto aún queda algún objetivo? ¡Nos cagaron, que no lo entiendes, nos cagaron!

- ¡No! Te cagaron a ti, por estúpida, por ir sola. Ahora tú te entierras y yo voy por ti hasta obtener resultados. Te quebraron y una vez quebrada te quedaste ensartada en la grieta, no aguantaste la presión. Ahora me toca a mí ir de lo privado a lo público, del pudor a la exhibición.

***

Ella siempre supo que la verdad era otra, que la verdad era peligrosa. No dijo nada para protegerme, sabía que me estaba haciendo daño y no quiso evitarlo. Me gusta la forma en que me miente, porque me miente como si yo fuera una imbécil para que no me dé cuenta que nos obliga a escaparnos. Ahora que yo siento culpa, ella no siente nada; aunque la besara seguiría sin sentir nada. Y yo haría cualquier cosa por ella, incluso dejarme matar. Lo sabemos.

- Regla #1. Eres invisible, a partir de este momento no eres nada.
- Regla #2. Eres muda, el mundo debe creer que aquí no hay nadie.
- Regla #3. Estamos solas, el "allá afuera" para ti dejó de existir.

Y esa será la diferencia entre la vida y la muerte, más vale que te apegues a estas reglas.

****


No hay nada peor que esperar a que llegue esa hora, y saber que esa hora no llegará sino hasta que mis manos dejen de temblar y pueda volver al timón; mientras, ella seguirá dirigiendo nuestro rumbo. 

Caos, destrucción, muerte, abrir los ojos y saberme aún aquí.


Esperar el momento del atraco; esperar a que llegue a buscarme; el tiempo es algo agotador y suspenderse en el tiempo es batalla perdida.  Rasco en las nubes para llenar ese tiempo, aquí no se puede coger, no se puede llorar, me vigilan de la noche a la mañana, de la mañana a la noche.

Entonces solo me queda la cabeza, perderme en mis propios pensamientos, puras pendejadas, pero pienso.
Imagino cosas, lo que perdí, lo que se quedó afuera cuando suspendí mi vida, un cuadro tras otro como las películas, como la construcción de una alcoba y los detalles de un encuentro, los colores, los aromas, las palabras.

En este encierro ella me enseñó a ser puta, drogadicta, asesina, cabrona, a pelear a traición y a partirle la cara a cualquier hijo de la chingada que me mire mal, a perderme en los libros para no volver y seguir construyendo cosas en la cabeza y luego estallarlas para ver botar las esquirlas.

Vivir en mi cabeza, solo eso, un cráneo; y si tuviera que narrar todo lo que he pensado estando encerrada tardaría el mismo tiempo que estoy perdiendo ahora en este entierro.

A veces resignarse es algo inteligente. Y la puerta se abre.

*****

Esta ciudad es una mierda, aunque las puertas se abrieron, este entierro se irá conmigo; sus calles son como el patio de un gran penal, donde todos giran en silencio, mirando por el rabillo del ojo para evitar que la muerte les sorprenda en un descuido. Nadie mira de frente, a todos les da horror reflejarse en otros ojos vacíos. Ojalá nunca tengamos que volver. Quiero que ella nos desprenda de esta ciudad que se alimenta de odio y se odia a sí misma. Yo nos quiero salvar, nos podemos salvar, en otro lugar.